lunes, 28 de febrero de 2011

Efugio a la rutina

 Son dos esqueletos no quietos tendidos en la cama. Una pareja? Claro, son dos. Heterosexual? Y yo pregunto si esto tiene alguna importancia, al fin y al cabo es cuestión de posiciones (ideológicas y físicas) y no estaría mal que fueran dos hombres o dos mujeres y estaría mucho mejor seguramente si se tratara de dos parejas no quietas encima de una cama. En este caso son dos osamentas carnosas, con curvas, con orificios, con ojos, con manos. Aquí cabe la pasión y el juego aun sin juguetes, como los niños, pura imaginación. Y no es difícil, no! se podrían cubrir los ojos en primer lugar y conseguir con este truco sencillo (y fácil) apartar todos los prejuicios que lleva consigo el mero hecho de ver, de observar, de asignarle características morales y casi cívicas a algunas partes de nuestro cuerpo. Basta con poner algo oscuro encima de los ojos del amante y respetar el juego. Se puede poner música, por supuesto, es más, logras que otro sentido  (el auditivo) quede de alguna forma bloqueado y los sonidos se confundan hasta el punto que después de unos minutos adquieras el halo de un espectro para el amante ciego. Lady gaga? No por dios, bueno si, pero solo si antes has estado en una discoteca y te has metido dos o tres pastillas alucinógenas, (es una pasada) mejor algo  suave y de acuerdo al gusto de ambos, pero sin que llegue a ser cursi pues la música puede limitar los rumbos que pueda tomar la noche. Ya sabemos que no hay reglas, no hay concejos validos, bueno sólo uno, y es que todos los contactos, los roses, los besos deben ser suaves e ir en aumento en cantidad y calidad a medida que transcurre el tiempo, ah! Y en este aspecto de la vida también se produce la entropía, es decir que el desorden de nuestros cuerpos, de nuestros deseos y movimientos, con el tiempo aumentan. Es una pareja homosexual? Bisexual?  Cállate por dios, eso da igual, lo importante es  el control de uno mismo, de conocer tu cuerpo, sus limitaciones, sus necesidades y tener claro en todo momento que el instinto de lanzarte como un loco y copular como un cerdo se puede controlar, es más, para que el juego funcione debe ser controlado y llevado al punto máximo de aguante, entonces si lánzate como loco o loca, entonces si satisface el deseo de tu pareja, el deseo casi animal de ambos, satisfácelo, quítale la venda y apriétale las nalgas o los pechos, cojéele los testículos fuerte y muérdanse los labios, aférrense como dos esqueletos simplemente sexuales, porque el sexo al fin y al cabo es cuestión de posiciones, ideológicas y físicas.

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